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RETIRO DE ADVIENTO. Oración Continua. MEDITACIÓN 1.

 

PARA PROFUNDIZAR

  1. Escucha de nuevo la reflexión. Fíjate en las expresiones que te llaman la atención. ¿Qué te sugieren?
  2. El adviento es un tiempo hermoso que Dios nos regala para que recuperemos la mirada de Dios.
  • ¿Qué situaciones te oscurecen la belleza de Dios?
  • ¿Qué te dificulta ver la mirada bondadosa de Dios?
  • De los mensajes de los profetas que has escuchado en la meditación, ¿con cuál te identificas de una forma particular? ¿Por qué?
  1. Dios viene a nuestra humanidad.
  • ¿En qué circunstancias de tu vida intuyes la visita de Dios? ¿Por qué?
  • ¿Permaneces atento a su llegada?
  • ¿Qué te ayuda a estar en vela?
  • ¿Cómo te puedes preparar a recibirlo en este adviento?
  1. En palabras de uno de nuestros niños, “el adviento es un momento de oración especial. Se vive con serenidad, tranquilidad y amistad. Es tiempo de pensar, de encontrarte contigo mismo, de recapacitar y de prepararse para la llegada del Señor”.
  • ¿Cómo te resuena por dentro, a qué te llama esta experiencia del adviento?
  • ¿Eres capaz de reservar algún tiempo y espacio para encontrarte contigo mismo, abrir tu corazón al Dios que viene, y dejar que Él te serene e ilumine?
  • ¿Qué pides al Señor para este adviento?

 

PARA LA ORACIÓN

  1. Nos disponemos.

Reservamos en nuestra casa, nuestra habitación… un lugar para Dios con signos muy sencillos: una vela, una Biblia, una imagen…

  1. Recordamos y nos dejamos sorprender por los anuncios del Profeta:

Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que colinas y montes se abajen, que lo torcido se enderece, y lo escabroso se iguale… (Isaías 40, 3)

Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. (Isaías 11, 11-2)

Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un niño pequeño será su pastor.” (Isaías 11, 6)

En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. (…) Juzgará entre las naciones, será el árbitro de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.” (Isaías 2, 2.4-5)

 

 

  • Me detengo en aquel que me resulta más sugerente. Dejo que me ilumine y suscite los deseos que vienen de Dios.
  1. Dios siempre viene, es un Dios en salida hacia cada persona. San José de Calasanz se vació de sí mismo para recoger y derramar la bondad de Dios.
  • Con sinceridad, voy desgranado en su presencia situaciones, proyectos, personas…. de las que me resulta difícil vaciarme.

III. Ahora con confianza, dejo en el corazón de Dios todas estas circunstancias personales. Le llamo con la sinceridad de los pequeños:

  • Ven, Señor Jesús…
  • Ven, sáname…
  • Ven, a liberarme…

Para terminar, me dejo llevar de la siguiente oración de la liturgia del adviento:

 

Concédenos, Señor Dios nuestro,

esperar vigilantes la venida de Cristo, tu Hijo,

para que, cuando llegue y llame a la puerta,

nos encuentre velando en oración

y cantando con alegría sus alabanzas.